Es la modificación del efecto de un medicamento causada por la administración conjunta de otros fármacos, drogas, sustancias, productos herbales o incluso algunos alimentos. En el caso que nos ocupa, el uso conjunto de medicamentos antirretrovirales y drogas u otras sustancias podría producir alteraciones en la cantidad de fármaco antirretroviral que el organismo procesa. Y a la inversa, los medicamentos antirretrovirales podrían afectar a los niveles de las drogas u otras sustancias que se toman conjuntamente.
Las interacciones medicamentosas pueden afectar a la eficacia y la toxicidad tanto de la medicación antirretroviral como de las drogas o sustancias que se toman de manera conjunta. Si una droga o sustancia disminuye las concentraciones de un medicamento antirretroviral, podría aumentar el riesgo de que la cantidad de medicamento en el organismo fuera insuficiente para controlar el VIH lo que podría aumentar, a su vez, el riesgo de replicación del VIH y de desarrollo de resistencias al fármaco. Esto podría llevar a una pérdida del control de la infección por el VIH. Si una droga o sustancia aumenta las concentraciones de un medicamento antirretroviral, podría producirse un incremento del riesgo de desarrollar efectos secundarios asociados al fármaco. Y a la inversa. Si un medicamento antirretroviral disminuye las concentraciones de una droga o sustancia, probablemente la persona no obtendrá el efecto esperado. Esto podría dar lugar a un círculo vicioso ya que, para poder obtener el efecto deseado, se correría el riesgo de incrementar la dosis o combinar más sustancias lo que supondría un riesgo mayor y más impredecible de toxicidad. Cuando un medicamento antirretroviral aumenta las concentraciones de una droga o sustancia, se pueden incrementar también los efectos asociados a la droga o sustancia que variarán en función de la dosis consumida.